Una correcta higiene del perro es fundamental para tener una buena salud, ya que puede prevenir numerosas enfermedades como inflamaciones,
lagrimeo o derrames en las orejas. Además, los cuidados higiénicos cotidianos ayudan a reforzar la confianza entre el perro y su amo.
Para llevar una adecuada higiene de nuestro perro debemos tener en cuenta tres procesos: el cepillado, el baño y los cuidados especiales.
Aunque comúnmente se crea lo contrario, los perros de ciudad han de ser más regularmente cepillados que los que viven en el campo, puesto que el polvo graso de esta provoca la pérdida de pelo. Para los perros de pelo corto basta con un
cepillado semanal, con un cepillo duro, mientras que para los de pelo largo es necesario un cepillado diario, con un cepillo y un peine metálico, e incluso varias veces al día si nos encontramos en periodo de muda. Esta se produce en primavera y otoño si el animal vive en el campo, y unas cuatro o cinco veces al año si vive en la ciudad.
A la hora del baño, la frecuencia de este dependerá del modo de vida del perro, al igual que el cepillado. Si vive al aire libre con dos o tres veces al año bastará, si vive en un piso el baño deberá realizarse cada dos meses. Es necesario utilizar un champú para perros, puesto que el que usamos nosotros puede provocarles fuertes alergias. Es conveniente cepillar al animal antes de mojarlo, para que no se formen más enredos o nudos. Tras el baño, secar con una toalla de felpa o con un secador. Es muy importante saber que si nuestro perro está afectado por una enfermedad de la piel hay que consultar al veterinario previamente a bañarlo. Los cachorros pueden ser bañados desde los dos o tres meses de edad, siempre vigilando que el animal no coja frío.
Entre los cuidados especiales podemos encontrar: ojos, orejas, uñas, dientes, pies y glándulas anales. Su correcta higiene también es muy importante para la salud del perro.
Los ojos han de ser limpiados en su contorno una vez por semana. Debe hacerse con un algodón empapado de agua, siempre hervida previamente para evitar bacterias que pudieran ocasionar problemas. En los perros pequeños, el lagrimeo de los ojos suele ser frecuente. En estos casos el cuidado de los ojos ha de ser diario.
Las orejas deben ser vigiladas con frecuencia, sobre todo en las razas con orejas colgantes, que son más propensas a contraer
enfermedades de oído. Los pelos que obstruyen el conducto han de ser cortados con una tijera de punta redonda. Dicho conducto ha de ser limpiado con un producto especial para ello.
El sarro de los dientes debe estar controlado, puesto que puede provocar infecciones en las encías del perro. Este ha de ser limpiado cepillando los dientes con una solución de bicarbonato de sosa o con una pasta abrasiva para perro. Si persiste el problema, debes llevar tu perro al veterinario para que éste lleve a cabo una limpieza.
Las uñas de los perros que viven en pisos no suelen ser usadas, por tanto hay que cortarlas. Este proceso hay que llevarlo a cabo con un cortador especial llamado ‘’de guillotina’’, que corta la uña en lugar de aplastarla, lo que puede ser doloroso para el animal.
Es importante vigilar los cojinetes de los pies, controlando que no haya pelos entre ellos, espinas, gravilla, etc. En los perros que viven en ciudad la frecuencia con la que deben ser limpiados los pies es mucho mayor.
En muchas ocasiones, vemos a nuestro perro frotando su trasero sobre el suelo. Esto suele ocurrir debido a que las glándulas anales, situadas a cada lado del ano, están obstruidas. Para limpiarlas, se debe levantar la cola del animal con una mano y con la otra limpiar, con una almohadilla de algodón, ambas partes del ano para expulsar el exceso de secreciones.